martes, 30 de noviembre de 2010

CONSIDERA que...

si en la vida común y corriente de los seres humanos, el viaje constituye una actividad cotidiana, habitual, con un propósito definido (realizar un trabajo que permite la subsistencia, un trámite en alguna oficina, visitar a alguien, ir de compras o a divertirse, etc.) no exenta de posibilidades insospechadas que muchas veces rompen nuestros esquemas rutinarios de vida. Un viaje en el metro, en un bus de una ciudad a otra, en una embarcación para ir de un puerto a otro, tiene un sentido predeterminado, pero que muchas veces adquiere rumbos impensados que definen nuestra vida hacia horizontes fuera de nuestros cálculos. Podemos afirmar que nuestra condición de transhumantes se proyecta permanentemente en nuestras formas de vida y la literatura, como representación de ellas, no hace más que dar al viaje
aquellos sentidos prioritarios que preocupan a los seres humanos.

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